jueves, 24 de mayo de 2012

Hoy puede ser un gran día

Cogí el coche, ya no tengo que trabajar pero me gusta levantarme a la misma hora de siempre. En mi cabeza retumban las palabras de mi jefe, aquellas que no me dejaron dormir y que me hicieron estar en vela durante todas las noches de estas semanas. Me miro en el retrovisor, me gusta ponerme mi traje de caza, me recuerda tiempos felices, y momentos de paz y de aventura. Quizás en mi vida la única pasión que he sentido ha sido apretar el gatillo. Estas últimas semanas han sido  malas. Mala suerte, malos pensamientos, malos augurios... no he dormido mucho. Pero hoy todo ha cambiado, creí que me iba a levantar pesimista como siempre pero no; estoy resplandeciente, contento, feliz. Trabajar solo es una cadena, que nos ata, que nos impide vivir, aunque a mi me gustaba y creía que lo hacía bien... pero en fín. El trabajo tiene ese punto de humillación, en todos los trabajos e incluso si eres autónomo, te tienes que arrodillar, siempre hay un jefe, un cliente, un socio, un VIP, trabajo significa doblegarse. Pero yo eso lo llevaba bien, lo olvidaba o trataba de olvidar, escondía esa serpiente que me devoraba poco a poco por dentro. Lo que detesto es la burla, la mentira, que me traten como un albañil inepto, inculto. Sobre todo los que dan el sueldo se siente capaces e incluso obligados a infravalorar. También esos trajeados del banco, siempre te miran como si ellos fueran mejores, como si su mierda no oliera. Se rieron de mi, el cheque no tenía fondos y era lo último que me quedaba. Pero bueno todo eso ha pasado, hoy estoy feliz, creí que se me pasaría esta idea de la cabeza por la mañana, una idea que no me ha dejado dormir. Ahora estoy decidido, sin nervios pero un tanto expectante, pletórico como un niño en su primer día de vacaciones, como el segundo antes de que arranque la montaña rusa, como dijo Serrat hoy puede ser un gran día!... me dirijó al bar, pero antes sacaré a mi amiga de su estuche.

Un hombre mata a cuatro personas en Olot por una venganza económica

Una venganza económica ha llevado hoy a un hombre de 57 años a matar a tiros en un bar y en una entidad bancaria de Olot a cuatro personas, dos de ellas el jefe de la empresa constructora en la que trabajaba y su hijo, así como a dos trabajadores de una oficina de la Caja del Mediterráneo (CAM).
El homicida, que se ha entregado a una patrulla de la policía local de Olot, es Pere P.P., un vecino de La Vall d'en Bas (Girona) sin antecedentes penales, que al parecer ha perpetrado la matanza empujado por problemas económicos y agravios contra su jefe -el responsable de una constructora- y contra la entidad bancaria, según han informado a Efe fuentes cercanas al caso.
Con el móvil económico de fondo, los investigadores tratan ahora de dilucidar las razones exactas que han llevado al hombre a perpetrar el cuádruple crimen, rastreando sus cuentas bancarias y comprobando cuál era exactamente su situación laboral

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