viernes, 23 de marzo de 2012

Carta Zombie


Ser un zombie no es nada divertido. Yo también tuve una vida, trabajaba de cajero, tenía una novia, un cumpleaños y una lavadora igual que tú. La maldita epidemia nos cambió a todos, ahora sólo vivo para andar lentamente dejando rastros de fluidos y vísceras tras de mí. Sólo me guío por el instinto de alimentarme y sobrevivir día a día. No tengo metas, no tengo sueños, no tengo afán de llenar mi pútrido cerebro, sólo camino y miro, a veces gimo. 
La verdad es que mi vida no ha cambiado demasiado y se parece un poco a la vuestra. La diferencia reside en que si veo personas corriendo me entran ganas de matarlos y abrirles las costillas reventando sus cuerpos, aunque antes de la infección también lo pensaba.
La vida no es tan difícil, ahora ya no me preocupo por mi aspecto, donde antes me afeitaba ahora sólo hay carne sanguinolenta, mis ojeras han desaparecido, ahora sólo hay cuencas, y la barriga cervecera contra la que tanto luché se ha convertido en un divertido y tintineante muestrario de intestinos. 
Los vivos dais por hecho que sois mejores que nosotros y os creéis con el  derecho divino a ser los únicos elegidos para vivir en esta tierra, un planeta, al que antes contaminasteis, destruisteis a base de cemento, y en el que exterminasteis mucho más que nosotros, tanto a especies distintas como a la vuestra. ¿De verdad sois los elegidos? ¿Os creéis con derecho a la supervivencia eterna? ¿Os lo habéis ganado?
Si vosotros acabáis con nosotros, este planeta acabará desapareciendo y convirtiéndose en una caricatura degradada de lo que en su origen fue, como nos sucede a nosotros; En cambio, si nosotros ganamos, la Tierra volverá a ser una selva viva, aunque peligrosa.
Ahí lo dejo, mientras tanto seguid escapando y escondeos en centros comerciales y casas abandonadas, recordad volarle la cabeza a los mordidos, aunque sean familiares y amigos no querréis que se conviertan en “distintos” a vosotros. Aunque lo cierto es que siempre mandáis a vuestros iguales, pero con piel oscura, a investigar los sótanos lúgubres, son un buen entrante.

PD: No os penséis que no os vemos recluidos como idiotas en esas casas, lo que pasa es que tenemos mejores cosas que hacer antes de comer.



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