Santorini: Este pequeño pueblo te trasporta a tiempos en los
que la vida dependía de lo que atrapará tu red, y también recuerda un escenario
más mundano, los anuncios de yogures. Es un pequeño pueblo anclado en lo alto
de una cala monstruosa, en una humilde isla griega. Las formaciones rocosas de estos archipiélagos
demuestran como en una escabrosa costa similar, los 300 valientes espartanos
consiguieron retener a todo un ejército, en la afamada batalla de las
Termopilas, plasmada épicamente en la película 300. De Grecia claramente me
declino por sus ínsulas, recomiendo realizar crucero o circuito por ellas si
quieres conocer el país y la cultura mediterránea cien por cien. A Santorini
solo hay dos medios de subir, en mula o en teleférico, recomiendo
encarecidamente la mula mucho más divertida, con carrera con tus similares.
Bajar ya pasada la aventura equina, la comodidad del teleférico. El pueblo no
deja de ser un pueblo-turístico, es decir un gran complejo para vender suvenir.
Pero perderse por sus calles silenciosas, donde la gente vive no vende, es una
gran experiencia recompensada además con unas vistas impresionantes labradas en
azul y blanco.
Capadocia: Película de aventura, época antigua, desierto,
surrealismo, estos conceptos describen un paisaje extraño y ciertamente
apasionante. Recomiendo que en el viaje a Turquía se visite esta zona, se trata
de ciudades enteras labradas y excavadas en la tierra con enormes chimeneas
naturales realizan un skyline único en el mundo. Perderse por la parte superior
de lo que podría llamarse “calles”, es increíble parece que en su día lo
edificara el mismo Gaudí. Insto a meterse en sus galerías, siempre acompañado
de un guía, ya que se adentran en laberinto de unos 50 metros bajo tierra, y constan
ya muertes de “valientes” turistas. Porque lo curioso de estas galerías que se excavaron
para defenderse de ataques bélicos y están plagadas de trampas, precipicios y
huecos por donde colar un sable y rebanarte la pierna o la cabeza. Pensar en
Indiana Jones y os acercareis a esta experiencia. Sí que es verdad que no es el
único lugar del mundo excavado en la tierra, Túnez, también tiene pueblos
similares, pero la Capadocia es en tamaño y espectacularidad la joya de la
corona de los reinos enterrados.
Venecia: El viaje a Italia pasa inevitablemente por este
mundo surrealista y barroco. No me centraré en su aspecto romántico, poético,
que indudablemente tiene. Venecia es un mundo paralelo sobre aguas, un
laberinto de calles en las que parece que te vas a encontrar con un
enmascarado. De hecho, las noches son un tanto siniestras por sus canales, un
buen escenario para una película de terror histórica. Se mezcla la belleza
inquietante y recargada con la tranquilidad en la que, por la falta de tráfico
rodado, se vuelven a oír tus pensamientos y las campanas de las iglesias. Esto
es común en pueblos pero no en ciudades de este calibre inimaginable. Sin duda
el plato fuerte tras andar por callejuelas y canales es encontrarse con la
impresionante plaza de San Marcos, en mi opinión una de las plazas más
impresionantes del mundo. La desventaja, la masificación turística, somos una
plaga.
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