viernes, 21 de septiembre de 2012

Yocasta


Ni el más sádico de los escribas podría haber imaginado una escena tan dantesca, cruda e inhumana. Más que inhumana, suprahumana, ya que los sentimientos eran tan fuertes y las sensaciones tan brutales que cuesta narrar con palabras esta imagen, en realidad no es muy dificil: Un padre con el rostro salpicado con la sangre de su hija.

Leonor se sentó en su ordenador una tarde más, trabajaba por las mañanas y escalón tras escalón aguantaba la escoba sólo por la fuerza que le daba pensar que a las 9 de la tarde se libraría de las galeras de la limpieza de portales y podría enfundarse el traje de reina, de diva, de femme fatal, gracias al carnaval de máscaras de internet.
A sus 47 años vivía sola en un pequeño apartamento, su recién adquirido gusto por la red quedaba patente al ver su salón, solo un mueble vacio y con polvo, un sofá roído y una mesa moderna de ofimática con un potente ordenador personal.
Se sentó una vez más en su butaca y se adentró en un chat para adultos.Allí lubricaba a veces sus noches en soledad, y ayudaba aliviarse a salidos obesos y adolescentes gracias a la pequeña mirilla de la webcam.
Hoy estaba ligeramente melancólica por la horda de problemas que le avasallaban día a día. Necesitaba sentirse querida, sentirse piropeada, sentirse deseada. Comenzó a chatear con un misterioso “Yo69” y lo que al principio comenzó con una conversación hueca y vaivén de cumplidos se fue tornando en una cálido cortejo. Él la retaba a mostrarse en la cam, ella se escabullía pero no podía reprimir sus instintos de sentir el cálido pero frio sentimiento del cibersexo. “Yo69” no pudo más y le mostró su torso desnudo a través de la velada ventana de la conversación. El agitar del bíceps delataba que el calentamiento de la conversación había llevado al muchacho a aliviarse frente al teclado.
Ella se sintió alagada y no pudo resistirse abrió su mirilla al mundo.“Yo69” veía un torso de mujer madura, y centraba su atención a sus pechos. Tras media hora de piropos y falsas alabanzas, Leonor accedió a quitarse el jersey. Dejo ver su sujetador y más tarde sus pechos, para deleite del particular voyeur y seguro que mas tarde para todo el mundo.
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Leonor suponía el peligro pero estaba excitada se estaba tocando y dejó que el mirón se recreara con la imagen de sus tocamientos. Leonor llegó al insípido orgasmo cibernético, viendose reflejada en una maquina de plástico.
Antes de despedirse vio como la cam de “Yo69” se movía bruscamente mostrando el techo de la habitación. Ella le dedico sus últimos piropos fálicos y se disponía a decirle adiós cuando la cam por error enfocó la cara de su amante digital…
Leonor cambio su expresión de forma súbita, comenzó a temblar a apretar los dientes hasta llegar casi a partirlos. Se levanto de su butaca y salió corriendo hacia el cristal que separaba el salón de la terraza, lo atravesó de un golpe sordo y contundente, dejando caer una lluvia de cristales y sangre, tomó impulso en la barandilla y se dejó caer…
El rostro que vio en la ventana de ese ya fatídico chat era bastante conocido por Leonor, y los pechos de ella debían haber resultado familiares a “Yo69” ya que la misteriosa madurita era su madre…
El padre de Leonor quiso reconfortar a su hija por una reciente discusión a raíz de su separación y le llevaba un ramo de sus flores favoritas, a su hija favorita, hasta que el estallido de carne y huesos le abordó en la acera cubriéndolo de sangre, sangre de su hija.

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